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20180123

Entrevista a Gerardo Rodriguez, creador de la radio online Casi Todo Tango





Por María Maratea

A Gerardo Rodriguez le gusta definirse como trabajador de la salud. Bahiense, dueño de un perfil tan bajo que se incomoda cuando alguien lo menciona como uno de los fundadores del Servicio de Nefrología que funciona desde 1981 en el Hospital Penna de Bahía Blanca, ciudad en la que nació y vive desde hace más de sesenta años.
Su relación con la música le viene desde niño, cuando escuchaba y cantaba las canciones que sabía de memoria tanto de Atahualpa Yupanqui como de Eduardo Falú.
A lo largo de su vida, llegó a coleccionar más de mil compactos que hoy comparte con los oyentes de Casi Todo Tango, la radio online desde la que transmite todos los días desde su casa, con un alto porcentaje de tangos poco difundidos, olvidados, pero también con valses peruanos, flamenco, fado, hasta la poesía de Idea Vilariño. Y entre todo esto, ningún hit, nada de lo que desde otras radios nos rematan una y mil veces, convirtiéndola así en una bienvenida sorpresa no solo para los amantes de la buena música, sino para todos los que se merecen aprender a escuchar.    


1- ¿Cómo surge la idea de hacer radio?
Yo empecé en el 90 a difundir tango. Nuestra primera radio, que hicimos con cuatro compañeros del Hospital fue una FM y se llamaba Radio Latina 89.1. La pusimos por razones políticas cuando apareció el menemato, le hacíamos un poco de ruido en contra. Entonces, pasaban todo en inglés. Creo que ahora debe haber cambiado algo por el acceso a internet donde está toda la música. En esa FM tuvimos el orgullo de haber tenido a H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) Bahía Blanca y a la APDH (Asociación Permanente por los Derechos Humanos) local. A ninguno de los dos, por supuesto, le cobramos el espacio. Esta radio online, Casi Todo Tango, hace aproximadamente dos años que está al aire con la finalidad de difundir música de artistas postergados por los medios convencionales.


2- ¿Desde dónde transmitís? ¿Cómo se hace una radio a través de la web?
El programa lo hago desde mi casa, en una computadora común a la que le agregué un micrófono Shure. No uso consola, me cuesta manejarla, me regalaron una, me la conectaron y la saqué porque me parecía que la música salía con menor calidad. En mi caso, no tomo casi nada de la web, solamente lo que me resulta imposible conseguir. En parte se debe a que me gusta tener el disco y a que tengo la idea de que  la calidad de la emisión es superior.


3- Tu radio se diferencia de otras por la selección que elegís. ¿Cómo llegaste a tener ese material, digamos, exclusivo?
Sobre el material que tengo, no creo que sea tan exclusivo, es un material muy valioso culturalmente y es música que no se difunde o se lo hace muy poco. Creo que lo que yo hago es un buen aporte a la buena música, nada más. Me orientaron mucho, fui leyendo y escuchando. Hay cosas que me molestan como por ejemplo la sobreactuación y los efectismos tanto con la gola como con los instrumentos, eso no me gusta, eso no lo paso. Yo paso la música que a mí me gusta escuchar.



4- ¿Crees que como causa del negocio discográfico se vulneró el oído de los oyentes?
Sí, se vulneró el oído de los oyentes, sin duda. Hay una tendencia a difundir los hits y además había, no sé si sigue, un control de los sellos musicales para saber si pasabas o no sus productos, si no lo hacías te decían que no te llevaban más material de difusión. Había un "negocio" con los operadores de las radios, los tenían adornados y así pasaban los bodrios que les rendían. 


5- ¿Es posible lograr que ese público preste atención a una música más selectiva?
Creo que sí, que se puede revertir, parcialmente, si los que hacen los programas saben música y pueden explicar la diferencia.


6- ¿Cómo es la vida de un médico entre su profesión y la música? Todo tiene que ver con todo, ¿no?
La vida del médico es agitada y de mucho estudio, hay que leer todos los días. Si no leés, te asustás. Es la profesión más bella, lejos. Varía mucho entre una especialidad y otra. Un dermatólogo, no se levanta de noche. Un clínico, yo hacía Clínica y Nefrología, tiene que dormir con el teléfono al lado de la cama y estar dispuesto a que de cualquier lugar te tengas que ir, no es frecuente, pero se da. Las ansiedades de esa vida requieren compensaciones espirituales, entre nosotros, te digo que las más gratas son el amor, la música y los amigos. 


La radio se puede escuchar en: www.casitodotango.com


 
Gerardo Rodríguez






  


20180109

Entrevista a Carlos Piano- Un trovador en el Delta, por Rosa Rochela


Entrevista a Carlos Piano
Un trovador en el Delta
por Rosa Rochela*
Músico, autor, compositor, intérprete y poeta, Carlos Piano vive con el corazón dividido entre dos ciudades: Córdoba, donde residen sus hijos, y Buenos Aires, dónde vive su amor. Aunque su relación con Buenos Aires nace a sus trece años, cuando desde su Córdoba natal su padre lo llevó a descubrirla, puntapié inicial para luego largarse solo y no perderse ningún festival de rock. Después, la militancia en la secundaria y en la universidad lo llevaron en los 70 a exiliarse en Brasil. Ya en los ’80, luego del éxito del dúo que conformó con la cantante Claudia Maté, decide vivir en Buenos Aires donde se presenta sólo con su guitarra y donde supo extender una red de admiradores y amigos que aun hoy lo esperan ansiosos ante cada llegada.
Alternando entre sierras, islas y dos ciudades, es en éstas donde lleva a cabo el ejercicio de su actividad con dos tipos de espectáculo: uno basado en clásicos de la canción del mundo con un inmenso repertorio de boleros, música popular brasilera, bossa nova, estándar de jazz, canción francesa de los 50 y 60.

El otro, con canciones de su autoría, algunas interpretadas y grabadas por artistas como Paola Bernal, Jenny Nager, Caixa da música, y sus propias traducciones al español de canciones de Chico Buarque, Caetano Veloso, Oswaldo Montenegro o Iván Lins, aunque escucharlo cantar en portugués provoca apuestas entre público brasileño para adivinar de qué ciudad de ese país proviene. Sus años en Brasil le regalaron una pronunciación perfecta. El clima intimista dentro de una unidad estilística siempre acompañado por su guitarra más tiene que ver con los trovadores de los 60. 
Con seis discos grabados, con varios de sus poemas seleccionados para antologías tanto en Argentina como en el extranjero, y a cargo de talleres literarios aplicados al formato de la canción, hoy, en uno de sus asiduos viajes a Buenos Aires, y después de la presentación en la que tuvo como invitado especial a uno de nuestros más queridos representantes de la canción ciudadana, Juan Vattuone, siempre desde su bajo perfil, Carlos Piano, se deja entrevistar sin dejar pasar por alto que no le gustan las entrevistas.

Carlos Piano. Foto: MMPrensa

Vivir en el Delta
¿Cómo es vivir en una isla?
Yo ya había tenido la experiencia de vivir al lado del río, en San Isidro, en los 80, durante un período que viví en Buenos Aires, ahí tuve la proximidad con la vastedad del río, pero uno está en una isla y es un lugar inspirador: el clima, la paz de las islas sobre todo cuando el turismo no está, el encanto de estar sentado en el muelle, los paisajes. También viví al lado del mar, en Río de Janeiro, pero una cosa es vivir al lado del mar o del río y otra es tener que atravesarlo para llegar a la ciudad, se necesita el contacto directo con el agua para moverse, para trasladarse. Hay que navegarlo.
Vos le escribiste una canción a la ciudad de Buenos Aires, que se llama Mal de sauce. ¿Existe el mal de sauce en la isla?
Sí, hay algo q te retiene, te inmoviliza, que te lleva a echar raíces en ese clima de paz, de tranquilidad, no exento de cierta melancolía. Tiene un tono calmo que te arrastra. Ese lado bucólico tan particular que tiene la vida en la isla. Pero la canción que le escribí a la ciudad de Buenos Aires la hice mirándola desde lejos, fue en San Isidro, desde la orilla del río.
También hay dos canciones tuyas que hablan de la isla. ¿Las compusiste allí?
Sí. Una es Arroyo Espera, la otra es Las islas azules que compuse junto al poeta Gastón Sironi.
¿Es tu lugar en el mundo el que te inspira canciones?
Mi lugar en el mundo es donde yo esté bien, es independiente de cualquier paisaje, tanto en la isla como en las sierras me he inspirado para escribir canciones, pero también en las ciudades. Mi parte autoral creativa tiene q ver, aunque no en forma excluyente, con cada lugar por donde paso.
El arraigo está donde se cruzan, aunque no siempre, los afectos con la posibilidad de sobrevivir. El hecho de que esas dos cuestiones no siempre confluyan, determina en mi caso esta circunstancia de vida seminómade.
El autor escribe canciones, el compositor música, el músico toca un instrumento, el poeta escribe poesía. ¿Cómo te llevás con todo eso?
Yo no soy un compositor en el sentido estricto de la palabra. No sé escribir música lo mío es puramente auditivo. Pero los roles los he tenido alternativamente tanto en uno como en otro. He escrito letras y también hice música para otros.
¿Cuál es la diferencia en componer por propia inspiración a que te lo pidan especialmente?
Las dos formas tienen su encanto, ya sea algo libre que se te ocurre porque sí o de algo que te han pedido con ciertas características. El desafío es distinto pero la forma de creación es la misma. Lo puedo hacer de las dos formas y pese a que muchas veces los condicionamientos te dan un cauce cierto por donde mandar tu creatividad, no implica que tenga menos valor la obra que finalmente queda.
¿Por dónde pasa y cómo es tu proceso de creación?
Puede pasar en cualquier lugar. Yo he ido cambiando mi forma de componer, no es que me siente a escribir, muchas veces hay ideas que me van apareciendo, a veces viene una melodía que me inspira una letra, a veces una letra que me inspira una melodía. No hay formula de ningún tipo. También hubo épocas en las que no escribía nada, le daba un valor superlativo a la idea que aparecía y la dejaba, hay canciones que las he terminado de armar después de mucho tiempo.
¿Qué es más importante la letra o la música?
Las canciones son poesía, están acotadas a un formato pero sin embargo ese formato puede significar que las palabras estén bajo el manto protector de la música y también bajo los límites que te impone ese manto protector, pero esos límites por ahí te dan una libertad mayor de expresión que el no tenerlo. La letra es muy importante. El último premio nobel de literatura (Bob Dylan) se lo dieron a un tipo que escribe canciones y por las canciones. La poesía es anterior a la escritura, anterior al lenguaje escrito y muchas veces fue desde tiempos inmemoriables, digamos, un recurso mnemotécnico para conservar en la tradición oral, el caso más extremo son los doce mil versos de los vedas por ejemplo y de tantos otros que servían para eso, la rima te da una posibilidad de recordar más fácilmente ciertas cuestiones
Cuando los libros no existían los poetas entonaban sus versos acompañados de una lira con la que daban cuatro notas. Al tener una métrica y una rima, ya le da musicalidad a la palabra aun sin la sofisticación de meterlo en un sistema más complejo con una melodía, de hecho hay poesías que tienen la melodía en las palabras mismas. A lo largo de los siglos se van perfeccionando los instrumentos, van apareciendo los trovadores, los juglares, los trovadores era más cortesanos, era más fino su lenguaje, los juglares iban de pueblo en pueblo cantando, exaltando a héroes o hablando del amor, sobre los temas universales. Hay canciones que son reconocidas como tales y han sobrevivido, su origen se pierde en el tiempo pero aún son rescatables como canciones hoy en día
¿Por ejemplo cuál?
Se me ocurre La Feria de Scarborough, una vieja canción del siglo XI que toma notoriedad mundial cuando la graban Simon y Garfunkel.
En tus talleres, ¿se aprende a escribir canciones? ¿Cualquiera puede hacerlo?
Si bien lo que fundamentalmente se necesita es talento, de ahí en más, se necesita la técnica, siempre. Hay cantidad de elementos que confluyen, se puede tener una técnica propia, por ejemplo un tipo que la desarrolló porque no podía acceder a una formación académica y tenía una guitarra que afinaba como podía y tocaba. Eso eran los guitarristas bluseros negros de los años ’30, ’40, ’50, como Muddy Waters, B.B.King q recorrían Mississippi o Chicago, una música que era marginada dentro de los mismos Estados Unidos y de la que abrevaban los ingleses: guitarristas como Keith Richard, Eric Clapton, Jeff Beck, por ejemplo, esperaban que esos discos cruzaran el mar porque era la música q los atraía.
La idea de los talleres es llevar un lenguaje apropiado más poético hacia las letras y no escribir desde el vamos con errores. Habrá quien domine la técnica y no tenga el talento natural y habrá quien tenga el talento natural, con lo que pueda mandarse una genialidad pero puede adolecer de una serie de faltas. En el flamenco los guitarristas no tienen una formación erudita. Paco de Lucía era eso, pero se metió a estudiar música para poder interpretar a Manuel de Falla, a Isaac Albenis…
¿Y qué es más importante, o sea, qué pega más, el ritmo, la armonía, o la melodía?
El ritmo te pega en los impulsos básicos, la melodía en la parte más intelectual si se quiere, pero lo que afecta fundamentalmente a la cuestión emocional es la armonía. Y hay distintas formas de aplicarla culturalmente, acá nosotros nos movemos con la escala dodecafónica inventada en un determinado momento arbitrariamente: estas son las notas, estos son los sostenidos, etc. Los orientales, por ejemplo, usan la micro tonalidad, entre un tono y un semitono así como lo conocemos nosotros, ellos tienen cantidad de notas intermedias y la armonía no se usa tanto.
La música estuvo reglamentada hasta políticamente, en función de decir queremos transmitir un mensaje que pueda influenciar de una determinada manera y no podemos dejar que se salga de estos parámetros. El canto gregoriano, los monjes que cantan al unísono no tienen un juego de voces en absoluto en ninguno de ellos y eso estaba hasta penado porque la armonía afectaba sentimentalmente. En China en alguna época estuvo prohibida. El Do más alto de la escala estaba prohibido en la Alemania nazi porque decían que era cosa de negros, era cosa de estridentes jazzeros.
Siempre hay factores extras que te tratan de limitar la capacidad creativa, que te condicionan, hoy manda el mercado no sin intencionalidad, no es que te dé la libertad: usted elija lo que quiera, no, porque si a vos te están machacando y metiendo todos los días una música con cierta característica, vos terminás tarareando la peor inmundicia y peor, te termina gustando. Lo q se salga afuera de eso no te gusta, te aburre y en general toda la música que se fogonea últimamente en los últimos treinta años, veinte años sobre todo es la más ramplona, la más embrutecedora.
No sea cuestión de elevarse
Todo lo contrario, porque se necesitan tener estúpidos que puedan ser manipulados fácilmente, que se emocionen con lo más primario.
Cuando nació el bossa nova decían q eran desafinados porque usaban formas inusuales, metían acordes con novenas, trecenas, cuartas, séptimas, en una armonización novedosa y más rica. El famoso Desafinado que compone Jobim (Tom) es una suerte de respuesta a esos conceptos. Yo he escuchado a gente decir Spinetta sí, me gusta, pero desafina, y decir que Spinetta desafina es no tener la más mínima noción de nada, es simplemente tener el oído acostumbrado a cualquier cosa, más que acostumbrado, envenenado.
En los festivales se exacerba más toda la cuestión jetona donde se aplica lo que se fundamenta en el golpe bajo y el lugar común, necesitan patrioterismo para que no haya patriotismo, necesitan basarse en sentimientos vulgares y de cuarta para que no sean exacerbados otros tipos de sentimientos, y a la gente así la condicionás, y también condicionás a los artistas, no es que el mercado te vaya a dar libertad, no, es todo lo contrario, es una de las formas más sutiles, elípticas, pero más brutales de condicionar la libertad creativa.
Claro, no es lo mismo escuchar el adagio de Albinoni que cualquier cosa de alta rotación que te imponen los medios.
Atahualpa Yupanqui una vez, conversando con el pianista Miguel Ángel Estrella sobre la importancia de escuchar buena música, le dijo que si cualquier persona escuchara Bach cotidianamente, aunque sea un poco, media hora por día, al cabo de un año va a ser mejor persona. Una declaración que me pareció de lo más reveladora en cierto punto, no dijo va a tener el oído más educado, no, dijo va a ser mejor persona. La belleza nutre en cualquier nivel. Desde el terreno del arte cuanto más calidad tenga más te va a elevar el criterio, por decirlo de alguna manera y sacar la elevación del terreno de lo místico.
¿Te trajo confusiones llamarte Piano y tocar la guitarra?
A veces ha sucedido, sí, que han ido a escuchar a un pianista y algunos me han preguntado si no me lo puse yo, si no es el nombre artístico.

Pero cómo te ibas a poner Piano si tocás la guitarra.
Claro, me tendría que haber puesto en todo caso Carlinhos da Viola, pero ya existía uno.

*Rosa Rochela es Licenciada en Filosofía y Periodista.

20180107

Casi Todo Tango...Toda buena música


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